domingo, 18 de mayo de 2008

Consigna:
Lea los textos de sus compañeros en los que se crean nuevas especies.
Elija uno y luego escriba, a la manera de Historias de Cronopios y de Famas, tres o cuatro momentos en la vida de la especie elegida.


Extraña normalidad


Se ha estado observando detenidamente a los reyes del pueblo en pos de encontrar sus características principales. Se mantuvo un seguimiento arduo buscando ver cómo se comportan, cuáles son sus características principales y de qué se alimentan. Las observaciones dieron como respuesta que estos dos extraños seres tienen tanto hábitos normales de su especie, como otros un tanto especiales. He aquí los resultados:

No se ha podido verificar de qué forma pudieron llegar a reproducirse estos dos especímenes. La naturaleza es sabia y no permite que puedan cruzarse distintas especies por el mero hecho de ser de diferente origen, ya que sus desemejanzas no son sólo fisiológicas sino también genéticas. Pero de alguna manera, casi mitológica, lograron concebir dos crías: un macho y una hembra. La investigación poco pudo aclararnos cómo fue esto posible, pero debido a que son rey y reina se sacó la conclusión de que ellos tendrían, además de sangre azul (lo cual no fue comprobado), algún componente desconocido en sus genes que lograron tal increíble singularidad ya que, reiteramos, es una incógnita cómo han logrado sortear un camaleón macho y una mono hembra, un reptil y un mamífero los obstáculos de la madre naturaleza para unir sus dos gametas y crear nueva vida. Más allá de eso se sabe que las hembras mono son las que inician la actividad sexual seduciendo al macho y “coqueteando” con este. Una vez tenidas las crías la hembra es muy sobre protectora y cuidadosa con sus hijos. No solo los alimenta, sino también les da calor, trabajo, seguridad –privada- y autos de lujo. La madre es un modelo a imitar para las crías.

El camaleón, por su parte, es un reptil de sangre fría, de lento caminar y su característica principal es la de cambiar de color de acuerdo al entorno y estado de ánimo. Esto es criticado fuertemente por la opinión pública y los medios de comunicación; pero no hay que olvidarse que los actos de conveniencia son esenciales para un ejemplar de su envergadura. Con lo cual los cambios ocasionales de color son considerados un acto normal de su especie. Posee una lengua larga que le permite atrapar a sus presas con tan sólo unas pocas palabras y lo más significativo y lo que lo convierte en un espécimen realmente “atractivo” son sus ojos con independencia de movimientos, lo que le permite no darse por enterado de los desastrosos hechos que ocurren a diario en su reino. Hemos percibido que cuando ocurren los desastres, tiene la habilidad de mirar hacia otro lado con sus dos enormes y desorbitados ojos, orientándolos uno para cada lado.

Por su parte la mona comparte las características físicas de su especie, pesa entre unos 100 y 150 Kg. (el peso estimado corresponde al animal desnudo, no cuando se encuentra envuelta en sus pesados y coloridos vestidos de seda traídos del extranjero), tiene unas fuertes uñas esculpidas que le sirven para agarrarse y sostenerse de cualquier cosa, las plantas de los pies y las palmas de las manos están desnudas, sin pelo y como todos los primates posee una gran inteligencia. Esta inteligencia es la que le permite utilizar herramientas, las cuales introducen en los hormigueros o termiteros desalojando a los que se habitan allí dentro y devorándolos, o utilizándola para combatir enemigos o predadores.
Su temperamento, uno de los caracteres de su personalidad, es el causante de su aullido, que puede llegar a oírse hasta varios kilómetros a la redonda, ya que este animal utiliza la voz para marcar territorio.

En cuanto al hábitat, buscan los lugares donde tengan asegurada la comida. Suelen vivir en zonas frías de Sudamérica, más precisamente en la Patagonia Argentina, pero esto no impide que emigren hacia otros lados, regresando siempre al lugar de origen.

Los hábitos alimenticios de esta pareja de animales son realmente extraños, los votos son la base de alimentación, les aporta gran cantidad de energía y pueden sobrevivir sólo con ellos durante un prologado período. Precisamente por esto no tienen amplia variedad de gustos, buscan este tipo de alimento por todos los medios que poseen durante un largo tiempo, y cuando los encuentran utilizan todas sus habilidades para atraparlos. Ellos gozan con su exquisito sabor y la energía que les aporta les da un poder envidiable, del que usan y abusan.

Tatiana Lodosa


Recorrido Turístico

A los turistas se los conoce comúnmente como un conjunto de personas que viajan por placer, recreo o distracción. Nosotros no desautorizamos tal definición pero cabe señalar que es muy precaria teniendo en cuenta que estamos refiriéndonos a una especie que presenta ciertas complejidades. El turista es una especie no autóctona, es decir, introducida al hábitat donde se aloja de manera provisoria. Se desplazan de un lugar a otro con el objetivo de conocer, vacacionar, distraerse pero por sobre todas las cosas para tomar fotografías. La primera dificultad que se presenta al caracterizarlo es establecer las subespecies de turista. Existen varias categorías para clasificarlo pero nosotros nos limitaremos a describir las siguientes: dentro del orden “turista de playa” encontramos a los que se trasladan hacia las zonas de la costa marítima llevando sombrillas de colores, reposeras y, lo más importante, ojotas y traje de baño. Es común que realicen actividades como jugar a la paleta, al volley y, por lo general, el turista adulto practica el deporte del tejo.

El que pertenece al orden “turista de montaña”, en cambio, prefiere recorrer el ecosistema, caminar, buscar el contacto con la naturaleza. Generalmente se rehúsa a ser catalogado como “turista” o simplemente prefiere ser llamado “turista aventurero” aunque quizás la única aventura que haga sea subir una mini-colina con una senda señalizada con luces casi intermitentes y al llegar saque una gran cantidad de fotos para luego explicar con lujo de detalles su gran travesía. Finalmente, existe el “turista de ciudad” cuya particularidad principal quizás sea que es el más exquisito y preciso: busca sacar fotografías significativas o de lugares conocidos que salen en las revistas de viajes. Es pertinente aclarar que estas clasificaciones no son absolutas y existen matices: es común encontrar un turista que se desplace hacia un pueblo de montaña con una sombrilla, ojotas y pelota de playa; que otro turista deambule por la ciudad con un mochila de campamento y que otro pida una ensalada de palta en una especie de refugio donde lo más sofisticado que se puede comer es una pizza napolitana con poco tomate.

Sin dudas, uno de sus caracteres típicos e imprescindibles para el reconocimiento de la especie (que por lo general existe en todas las categorías anteriormente mencionadas) es la utilización de la cámara fotográfica como medio para retratar o llevar de recuerdo esos momentos vividos en un ecosistema novedoso. Ahora bien, es muy interesante destacar la diversidad de contenidos que se vislumbran en dichas fotografías: hermoso paisaje, turista con impactante paisaje, turista con cara de asombro o emoción ante un bello paisaje; turista con el cartel de bienvenida de la ciudad o pueblo que visita; turista encontrado “in fraganti” metiéndose en una costa llena de pingüinos para, justamente, sacarse una foto con ellos; turista con cara de extrañeza comiendo un plato exótico; turista sentado al pie del árbol de muchos, muchísimos años en el que descansó el mismísimo General Masvaliente de la Zona; turista sosteniendo orgulloso una mojarrita que pescó; turista haciendo reír al granadero; turista delante del edificio más viejo; turista con el Barnie o la estatua de la plaza.

La aclimatación del turista en su hábitat no natural es un tema importante. Por lo general, el entusiasmo del viaje produce en la mayoría de los integrantes de la especie una gran capacidad para adecuarse y acostumbrarse a las nuevas condiciones ambientales, principalmente del clima, es decir, se caracterizan por tener un organismo capaz de adaptarse a condiciones ambientales bastante amplias. A pesar de eso, se han registrado casos de apunamiento, chuchos de frío prolongados, odio al constante viento o un leve ahogo frente a condiciones de humedad y calor. Pero es común que el turista trate de distraer su atención en otras cosas para no perderse de nada de lo que tenía planificado visitar.

Podemos decir con certeza que el turista no genera calentamiento global, pero sí una contaminación de humores en la zona. Lo que queremos señalar con esto es que el impacto ambiental que producen en el ecosistema está relacionado principalmente con las especies autóctonas del lugar. Es necesario aclarar que por lo general dichos ecosistemas se sustentan económicamente gracias a la actividad del turista. Es por ello que a simple vista o al principio de la temporada se considere que hay una relación de mutualismo entre la especie autóctona y la especie introducida: el primero gana dinero mientras el segundo disfruta de sus vacaciones. Pero, con el pasar de las semanas, se los considera literalmente una plaga: están en todos lados, es difícil movilizarse, se reciben quejas tales como “nosotros tenemos que seguir con nuestra vida y ellos se creen que todos estamos de vacaciones”.

Es posible que el turista trate de mimetizarse con el ecosistema que visita, es decir, existe un desarrollo en él, una especie de mutación. Pero, en su afán de pasar desapercibido comprando cada artículo regional, el día quince parece una especie exótica caricaturizada. Y con esto último que se mencionó se vislumbra otra de las características muchas veces dejada de lado, pero no menos importante: el turista, al igual que el gusano, sufre una metamorfosis y al cabo de algunas semanas o días deja de ser turista para volver a lo que llamaremos la vida no vacacional. Pero, a diferencia de la mariposa, luego de un tiempo, puede volver a ser un turista de cualquier característica.

Nuestras investigaciones calculan que el turista nunca será una especie en extinción. Francamente, si alguna vez se convierte en una especie amenazada, vamos a luchar para que no se extinga porque queremos seguir recibiendo regalos provenientes de hábitats desconocidos, continuar escuchando anécdotas de flora y fauna diferente y nunca dejar de reunirnos con amigos cada vez que tristemente se deja de ser turista, se vuelve a la vida de especie autóctona y se comparte con los demás esas fotos de turista que no se pueden evitar.


Mercedes Cerrotta


Políticos sin corazón


Comenzar con nuestra tesis implica apartarnos del sentido común ordinario, al que calificamos como "poco fiable". Diferente al lenguaje que nos aportan las humildes y nefastas hojas de un diccionario, los políticos no deben ser concebidos como aquellos que ejercen actividades políticas. No son quienes tienen a su cargo el control de las instituciones ni su mantenimiento, como vulgarmente podría pensarse. Los políticos, según las observaciones realizadas, poseen características similares a las de los loros. Son acreedores de un hábitat especial; viven entorno a los árboles hacia las zonas tropicales y son buenos voladores: huyen, escapan, como si fueran ladrones. No están activos todo el día; tienen sus momentos los que podrían llamarse "de descanso". Al igual que la predominante actividad de los loros, los políticos no conocen el significado de las palabras, pero las repiten incesantemente. No comprenden; sólo escuchan, retienen y reproducen. No saben lo que dicen. Aunque a los loros se los considera inteligentes y portadores de un gran desarrollo cerebral, ésta podría ser una excepción que no se da, así, en los políticos.

Como ha sido mencionado anteriormente, los políticos son grandes voladores, así como por el suelo se los considera "muy torpes". Aquí es en donde encontramos la necesidad de distinguir dos clases de políticos: los libres o "vivos", y los enjaulados o "torpes". Los políticos denominados "libres" son aquellos que de vuelos saben muy bien, que escapan cuando se ven "apretados" por sus enemigos, que tienen la libertad a su favor, que poco repiten lo que oyen; los políticos "enjaulados", en cambio, son domesticados y destinados a la venta; viven tras las rejas como ignotos que caen en una lista de presos, aquellos a quienes se les ha cortado las alas, y que sobre la tierra "no tienen cerebro", quienes con más furor repiten lo que oyen como si dieran "un discurso en pedido de su libertad". Si bien es clara la distinción entre políticos libres y políticos enjaulados, cabe destacar que son parte "de una misma bolsa".

Una característica preponderante en los loros y que resulta importante analizar, se basa en el enfrentamiento constante con sus semejantes. Es común, que entre diferentes especies de loros surjan determinadas rivalidades. Así, es posible entender la situación de los políticos que, de la misma manera, se enfrentan con los suyos, aliados y enemigos a la vez; un enfrentamiento entre quienes repiten incansablemente (sin comprender) lo que oyen o perciben, como si fuera una pelea por ver "quien tiene la palabra". En cuanto a lo que hace al físico, a la naturaleza de los políticos, estos se caracterizan por tener como atributos bien marcados, una cabeza grande y un pico curvado (con el que picotean de donde pueden); un cuerpo frágil compuesto por alas que les pueden ser cortadas o no, lo que define la clase de político de la que se trata: político libre o enjaulado.
Hay una hipótesis o una variable en esta investigación, que nos acerca a la idea de que los políticos domesticados, aquellos presos y privados de sus alas (a diferencia de los políticos libres), requieren de determinadas atenciones mínimas, como ser comida, agua y tal vez cariño. Sin embargo, estamos lejos de aceptarla y acreditarla como una hipótesis eficaz.

Nuestras observaciones se detienen en el descubrimiento de algo insólito, quizás sin respuesta: la rareza de que los políticos no posean corazón. Viven sin la necesidad de contener en su interior ese órgano tan esencial; algo extraño, en fin, así son los políticos.

Jésica Rey Vázquez


La especie no comprendida


Desacreditados socialmente, nadie sabe apreciar el cuidadoso planeamiento previo que requiere su trabajo ni las habilidades que necesitan para realizarlo. Ellos no toman feriados, ni tienen fines de semana, ni mucho menos vacaciones. Todo lo contrario, en las épocas de mayor distensión y despreocupación de la gente, están más atentos y ansiosos por salir a ganarse el pan de cada día.

Como sanguijuelas que chupan la sangre, ellos extraen la linfa material del resto de la población. Hasta hay veces en las que azarosamente se alimentan a expensas de miembros de su misma especie. Cuando esto ocurre, es visto por el resto de la sociedad como un acto de justicia. Ellos, sin embargo, no se percatan de tal fenómeno.

No hay demasiadas características que permitan diferenciarlos de cualquier otro transeúnte ya que es de su conveniencia parecer uno más y pasar desapercibidos: aborrecen la fama. Sin embargo, a veces y sólo a algunos, les llega el momento en que este reconocimiento popular se vuelve inevitable y es cuando aparecen en los medios y la gente no para de señalarlos. Todos intentan memorizar sus caras para que, en caso de volver a verlos, puedan reconocerlos.

Sus lugares de trabajo son de lo más diversos e inesperados pero hay algunos que predominan y se los podría agrupar en dos grupos. El primero corresponde a los lugares abiertos, especialmente la calle, y a los colectivos, subtes y trenes. Los trabajos que realizan aquí requieren de gran eficacia: no cualquiera puede dedicarse a este trabajo y permanecer en el anonimato. No debería pensarse que por la rapidez del oficio su remuneración es baja. Por el contrario, la mayoría de las veces reciben codiciados rectángulos de cuero u otra tela llenos de papeles valuados y círculos plateados o dorados de diferentes tamaños. En los últimos años, con el avance de la tecnología, su sueldo se volvió más tecnológico: ahora les pagan también con celulares, mp3s, ipods y mp4s.

Quienes pertenecen al segundo grupo realizan un trabajo que requiere de un proceso similar al que conforma una investigación científica: se observa exhaustivamente un caso, se estudia en profundidad, se establecen relaciones, se fijan las variables y se sacan conclusiones precisas. Este sería el momento de la planificación abstracta necesario para pasar luego a la empiria: cuando el sujeto toma contacto directo con su objeto de estudio. Finalmente, entonces, se dirigen a su lugar de trabajo, los hogares, para realizar la práctica. En este grupo, el tiempo y el espacio son indistintos: el trabajo puede ocurrir en cualquier momento del día, en la época del año que se prefiera, en lugares residenciales o dedicados al turismo. Pero lo que sí requieren, como todo científico experto, es contar con silencio para poder concentrarse y lograr operar con mayor eficiencia. Por eso, prefieren que su objeto se encuentre solo y no esté la familia alrededor distrayéndolo ni tampoco que haya gente que actúe de testigo y lo interrumpa antes de finalizar su trabajo, el cual que quedaría irrealizado. Algo injusto si se piensa en el tiempo invertido en su preparación.

Con respecto a la modalidad de trabajo, ésta puede ser individual o grupal. Generalmente, los del primer grupo actúan en soledad. Los del segundo, necesitan uno o más compañeros que distraigan a todo aquel que busque entrometerse en su camino.

Pero llega un momento en el cual algunos no pueden escaparse del reconocimiento y muy a su pesar son descubiertos, brutalmente sacados del anonimato. En ese preciso instante son separados del resto y empiezan a recibir tratos especiales. Comienzan por darles un nuevo lugar donde vivir y donde se produce el encuentro con otros miembros de su especie que pueden o no haberlos conocido antes. Por lo general, son residencias muy grandes con numerosos cuartos uno al lado del otro que comparten con sus compañeros. No pueden salir de ellos excepto bajo alguna orden o acompañados por algún superior. Además, cuentan con un espacioso comedor con servicio de restaurante.

En contraposición a una muy común pero errónea suposición, ellos esperan ansiosamente volver a su viejo lugar de trabajo, a pesar de los tantos lujos recién descriptos. Algunos logran volver a las calles y comienzan nuevamente a planear el trabajo digno de cada día. A veces ocurre que la estadía se vuelve más corta de lo pensado y por cuestiones de conducta los echan. Otros, en cambio, mueren allí aunque, generalmente, los que pasan la mayor parte de su tiempo vital en este lugar han cometido actos mucho más heroicos y por eso son dignos de mayor reconocimiento, razón por la cual los que los reclutaron no quieren perderse de semejantes figuras y prefieren quedárselos con ellos.

Florencia Inés Mondedoro


Supervivencia del más inepto


En nombre de la Academia Científica de Flora y Fauna de la Nación Argentina (ACFFNA) queremos informarles de una nueva investigación que creemos será de interés y repercusión mundial. Se trata de una nueva especie encontrada que, curiosamente convive con los humanos anatómicamente modernos (Homo Sapiens Sapiens). Luego de arduos trabajos de campo hemos logrado articular las numerosas observaciones (empíricas) para llegar a la siguiente conclusión:

El conjunto en cuestión pertenece al género Homo, que a su vez conforma la especie Homo Transportus.
Su anatomía es prácticamente análoga a la del ser humano: presenta extremidades similares, cráneo redondeado, escaso desarrollo piloso; lo diferencia una gran protección grasa que se extiende desde el diafragma hasta la zona pélvica.
Alcanzan la bipedestación, sin embargo raras veces se los ha visto en esta posición. Suelen encontrarse siempre en una región específica de su territorio que les permite la locomoción sedentarizada (y “sentarizada”).

En cuanto a esta última función, basta con realizar un análisis vulgar para confirmar que, con pocas excepciones, siguen el mismo recorrido deteniéndose reiteradas veces. Para ello desplazan sus extremos tarso-metatarsianos presionando profundamente un cuadrilátero metálico, adquiriendo gran velocidad y aumentándola ante la presencia de circunferencias coloradas. Solo anulan el movimiento (en caso de ser oído un sonido ensordecedor aproximadamente diez veces) con el fin de desechar aquellas presas incompatibles con su apetito y consecuentemente escogiendo nuevos especímenes. Su dieta es variada: distintas clases de primates con trastornos en la conducta, causados por estrés entre otras variantes.
No podemos dar cuenta de su mecanismo de descendencia, aunque nuestra hipótesis predictiva establece que su reproducción es constante, como lo demuestra la interminable cantidad de ejemplares coexistiendo en los centros urbanos.

Debido a que su encefalización no se ha desarrollado de igual modo en ambos hemisferios cerebrales, sufren de una patología crónica en el control motor del lenguaje. En consecuencia, solo son capaces de pronunciar frases cortas, repetitivas, muchas veces sin significado y de vocalización atropellada (balbuceo).
Lo sorprendente e inquietante con respecto a los Homo Transportus es que se ha encontrado evidencia histórica, datada de hace dos décadas atrás, que demuestra un grado de cultura en estos mamíferos; por medios independientes han logrado la escritura: “Cuando llueve, a la vereda me aproximo servicial, salpicando con la rueda al que espera ¡soy genial! Si el asfalto esta mojado paro lejos del cordón, nunca falta el apurado que se ligue el tropezón… Semos los colectiveros que cumplimos nuestro deber…”.

Concluyendo, queda abierto este ensayo a nuevas investigaciones que no refuten lo antedicho.
Sin ir más lejos, todos tenemos aspectos nefastos.

[*] El texto entre comillas pertenece a una canción de Les Luthiers titulada “Candonga de los colectiveros”.

Ana Laura Tomatti


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenos estas entradas de enciclopedia. Sofy.

Anónimo dijo...

tatiiiiiiiiiii crack!! jajajaja

Anónimo dijo...

Excelentes trabajos. Muy buenas ideas. Felicitaciones!

Anónimo dijo...

Nose si lo leeran pero quería pasarles el blog del que hable el otro día. Es un grupo de estudiantes de comunicación que hace poco editaron su propia revista, es interesante, asiq si tienen ganas pasen. suerte!

http://laimaginacion-alpoder.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Ana laura sos una GROSA!!!!!!!!!!
Buena anita, esta muy bueno, te felicito.
Besos te quiere...
Eli.