viernes, 2 de mayo de 2008

Portaretratos (I)

Sofía Abarca Jeanne


Recuerdos del último retiro

Era un día soleado a las 9 hs. cuando salimos para el último retiro con mis compañeros de la escuela. Nos dirigíamos a la quinta de Laura, nuestra querida profesora de inglés, en Muñiz.

Allí tomé esta foto.

Estamos en el patio con mis amigas, un par de mis compañeros, mis profesoras de Catequesis y la Hna. Laura. Todos tomando mate, símbolo de la amistad para nosotros, con la pileta y los árboles recientemente florecidos de fondo.

El pasto en el cual estamos sentados en sillas de plástico nos ofrece apoyo, debido a que los once que somos, nos amontonamos para la foto uno arriba del otro para poder vernos .

No era consigna ir con el uniforme de todos los días, entonces, aprovechando que cada uno iba vestido como quería, el denominador común para las chicas es llevar puesto el clásico blue jeans, una remera (o musculosa) y un bucito o camperita de media estación, porque en ese día había mucho viento. El calzado: zapatillas.

Fary es la única que tiene puesta una gorra.

En lo que a mi respecta (Sofía Abarca), tengo puesto un blue jeans, dos remeras superpuestas rosas y una camperita de media estación porque tenía un poco de frío. Tengo puestos muchos accesorios: un par de aros, dos pulseritas más la colita para el pelo y dos anillos en cada mano. Aparte, en mi mano izquierda, porto el estuche de la cámara, con la que Laura tomó la foto.

El único varón que se atrevió a salir en la foto (Beto) tiene puesto un jogging (especial para poder jugar al fútbol todo el día) y una remera de manga corta color verde claro, además de unas zapatillas de marca carísimas.

Las profes están vestidas igual que nosotras: jeans, remera y buzo para Fernanda; y jogging, remera y buzo, para Eliana. Las dos tienen puestas zapatillas deportivas.

La Hna. Laura, que tiene en sus manos el pote con la yerba lista para “arreglar” un poco el mate todo lavado que estamos ingiriendo, está vestida con el clásico uniforme de monja: pollera gris, remera con el escudo de la congregación y blazer también gris. En sus pies, tiene puestos zapatos negros.

Este es el recuerdo que tengo del último retiro con mis compañeros. Fue un día inolvidable, en el que lo pasé muy bien.

P.D.: Me olvidé de decir que “Shaby” salió tapando a “Chipy”.


María del Pilar Actis


Marzo de 1994. Estoy sola con mi guardapolvo celeste. Atrás mío puede verse una puerta perfectamente decorada con flores de colores hechas en papel. Mi sonrisa y mi actitud “relajada” logran disimular el miedo, los nervios y la ansiedad que me acompañan cada vez que empiezo algo nuevo.
Son tantas las cosas que despierta una fotografía, no capta sólo una imagen sino un momento, lleno de sentimientos y recuerdos que se animan con sólo mirarla. Es tan lindo verme de nuevo ahí, seguro que ni me imaginaba todo lo que me esperaba en ese lugar y lo que me iba a costar dejarlo atrás. Un lugar que me vio crecer, que sabe todas mis virtudes y defectos, lo peor y lo mejor de mí. Siento que logró conocerme más que yo a mí misma, entonces ¿por qué no dejar mi descripción en sus manos?


Martina Azar

La alegría representada en una fotografía


Toda mi vida me pregunté qué era la alegría, y mirando los ojos de todos en esa foto, encontré mi respuesta.

El esperado viaje llegó, después tanto esfuerzo y sacrificio. Los cuarenta alumnos del colegio "Cristoforo Colombo" desembarcamos en esa península tan maravillosa e increíble, la histórica Italia. Recorrimos lugares asombrosos y sorprendentes, anécdotas y recuerdos que jamás podremos olvidar.

Para concluir esta mágica experiencia, el destino elegido fue la isla de Sicilia, con sus playas blancas, ese mar con esa fusión perfecta de los colores azul y verde y el sol que solo se escondía para dejarnos dormir un par de horas. En uno de esos últimos días fue cuando supe que era la verdadera alegría.

Jugando con la arena suave, las fotos comenzaron a fluir, con Joaco, Marco, Nacho y Mica, amigos incomparables, esos que siempre están, que con solo mirarnos nos decimos todo. Empezamos hacer morisquetas, y así salió la foto más representativa del viaje. La imagen sintetiza la gran felicidad de todos, unos sobre otros, el peso de los cuerpos era lo de menos, ya que la satisfacción que sentíamos era inmensa… pensándolo bien, la risa era la que nos sostenía. El intento de crear una pirámide humana fracasó, yo fui la primera en caer, al ser la que estaba arriba de todo, por suerte la cálida arena me cobijo y no quede con ninguna marca, salvo que a esa alegría que sentí la queramos llamar,… marca en el corazón!


Melanie Berdichevcky

No es nada fácil poder hablar de uno mismo; por un lado empiezan a descubrirse cosas que no nos gustan y nunca habíamos notado, por el otro puede también salir a la luz características propias con las que estamos conformes pero quizá no nos animamos a decirlo públicamente. Voy a tratar de describir a la nena de la foto como mejor pueda.

La nena de la que les hablo, tiene unos ojos enormes los cuales ocupan la mayor parte de su cara. Los mismos, mantuvieron su color verde grisáceo, pero no así esa mirada inocente e ingenua. Algunos cabellos de su flequillo hacen más difícil la visibilidad, aunque ese corte de pelo la hace aun más angelical; el tono de su ondulada cabellera sigue manteniéndose en la gama del castaño, en este caso como ocurre todos los veranos aparecieron algunos reflejos dorados por el sol. Su nariz y cachetes están llenos de pecas; algunas de ella quisieron quedarse, pero otras se fueron yendo a lo largo del tiempo. La nena tiene una boca chiquita y sus dientes todavía esperan a que el ratón Pérez los venga a buscar.

En la foto y durante un largo periodo de tiempo, la nena nunca se sacó esos aros de oro que le había regalado la abuela y que tenían unas florcitas como colgantes. Como mencioné antes, hablamos del verano, por lo que esa pequeña viste un traje de baño mientras posa en el balcón de un departamento alquilado en Mar del Plata. Creo que siempre le gustaron las cámaras además de que nunca les tuvo miedo ni vergüenza. Lo que no pongo en duda es la felicidad que refleja su cara, para una nena de 5 años no puede haber nada mejor que estar junto a su familia, pasar los días jugando con la arena, el mar y obviamente junto a sus baldes, palas y rastrillos. Eso es algo que me hubiera gustado mantener y un poco por eso elegí la foto; cuando uno es chico realmente es feliz con muy poco y como algunos dicen los problemas que puedan llegar a tener también son chicos. Pese a todo, hoy 15 años después debo reconocer que aquella nena soy yo.


María Belén Blanco Odena


ALGO SOBRE MÍ


Soy frágil y sensible
sufrida y fuerte a la vez
¿suena contradictorio?
Blanco es mi apellido, “negra” mi tez

Soy noble e inocente,
buena de corazón,
cabrona de temperamento
y siempre dispuesta a pedir perdón

Festiva y graciosa,
divertida y amante de las risas

siempre romántica y fiel en al amor


Amante de la música,
la radio y la pintura
me gusta la literatura, también el cine
no tanto el teatro, menos la televisión

Femenina y coqueta
pendiente de la imagen y la moda
sobria y de estilo clásico
correcta a toda hora

Soy esto y algo más
continuar describiendo…
demasiado para no conocernos
quien quiera, quién dice lo sabrá.

3 comentarios:

Unknown dijo...

¡Muy bueno el blog!. Felicitaciones a fernando. Muy lindas las descripciones, intenté leer la mayoría. Saludos. Jésica

Anónimo dijo...

Sería bueno que para darle movimiento al blog empezáramos a incluir comentarios ¿no? Laura

Anónimo dijo...

Me encantó esta descrpción por su formato de poesía. Sofy.